La Mina de Cuenca

Bajé a la mina. O al menos esa experiencia creí tener. Debí bajar sin una linterna que alumbrase el camino, pués no veia nada más alla de mi, y fue entonces cuando comencé a sentir aquella sensación de soledad. Me ví rodeado de oscuridad, rodeado de nada... estabamos solos yo y mi silencio. No me gustaba aquella sensación y desesperado busqué piedras que pulir. Grave herror. Caí en la cuenta de que eran ellas las que debían buscarme, las que debían guiar mi camino en lo profundo de la mina. Casi de forma automática, inconsciente, abrí las alas de mi mente y la deje volar. Se perdió en medio de la oscuridad que envuelve cada rincón de la caverna, y aguardé. La oscuridad consumía mi cuerpo vacio, abandonado por mi propia mente.. regresaría al exterior con las manos vacias.
Entonces la ví, una tenue luz, demasiado débil para averiguar en un primer momento de que se trataba. Poco a poco mi figura se iba dibujando ante el resplandor de aquel misterioso punto de luz que se acercaba lentamente. Al fín lo reconocí, mi mente regresaba y no lo hacía sola, traía consigo un recuerdo. Te traía a tí.
Tu luz llenó el vacio de la mina, y pude ver a pocos metros de mi una inmensa pared de roca gris. En ella se proyectaba, como si de una pelicula se tratase, siempre la misma imagen.. El vaivén de las olas bañando la playa sin cesar. ¿Fué esta mi primera revelación?

Somos Una Costa


Tú eres el mar. Infinito, hermoso. Así te veo yo. Yo soy la arena. Ligera, volátil. ¿Así me ves tú?
Y entre los dos, el viento. El mismo que te hace retroceder de nuevo hacia las profundidades, y que me aleja de ti. El mismo que me lleva volando hacia el fondo de la playa.
Eres inmensa y, sin embargo, solo pruebo tus pequeñas olas que dejan en mi orilla una franja humeda sobre la que se puede grabar la huella de mis pensamientos. Una bella muchacha desconocida intenta escribir su nombre en ella. No me interesa, en unos segundos llegara de nuevo una de tus olas para borrarlo. Y en su lugar solo quedará la espuma que dejas cada vez que regresas a las profundidades, arrastrada por el viento. Esta espuma son mis ilusiones, de ellas vivo, por ellas sufro. Pensé "sólo baña una pequeña parte de mí, quizá esta sea la única parte que le agrada"... Quise regresar, salir de la mina.
Y mientras ascendía hacia la realidad exterior me vino un pensamiento. "Yo soy la arena... ¡si, soy la arena! Y la arena no termina en la orilla, la arena profundiza en el oceano, es su base, y cubre toda su extensión. La espuma que dejas en mi orilla no es mas que el ápice de tus sentimientos, es solo una pequeña muestra de lo que llevas en el interior."

Y esto, esto es lo que saqué de la mina. ¿Me ayudó? ¿Me desconcertó?... Realmente, no lo sé, pues es una idea, son mis pensamientos, y no puedo saber cuanto se acercan o alejan a la realidad. Tengo que volver a bajar, e intentar comprender.

sábado, 28 de marzo de 2009

1 Comment:

cuenk said...

Soy minero... Enhorabuena tío, chapo, me quito el sombrero ante ti. Has captado en esencia el arte de minarte y has sacado tu primera joya. No puedo evitar reconocer que siento envidia, ya quisiera yo que mi primera joya brillase tanto como la tuya. Enhorabuena y sigue así chico.

 
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